martes, 29 de abril de 2008

¿¡Hombres... embarazados?!



Por Abner Chávez

Una noticia dada a conocer a finales de marzo conmovió al mundo. La foto de un “hombre embarazado” apareció en prácticamente todos los medios informativos. Esta vez no se trataba de las imágenes promocionales de una película (como Gemelos, donde Arnold Schwarzenegger protagoniza una situación parecida) ni de una obra de ciencia ficción, sino de una realidad legal.
Fruto de una inseminación artificial, Thomas Beatie, un transexual de Oregon (Estados Unidos), se presentó ante las cámaras en su quinto mes de gestación. Si todo marcha sin problemas, la “criatura” podría nacer el próximo 3 o 4 de julio.
¿Cómo fue esto posible? Beatie en realidad es una mujer que decidió, por su tendencia homosexual, realizarse una serie de operaciones quirúrgicas y terapias hormonales para eliminar los senos y parecer “hombre” externamente, aunque conservó sus órganos reproductores femeninos.
Posteriormente, como la legislación de Oregon lo permite, realizó los trámites legales para oficialmente cambiar el género y aparecer ante la sociedad como “hombre”.
Su pareja es una lesbiana de nombre Nancy. Como esta mujer no pudo concebir (por inseminación artificial), ambas decidieron que “él” sería quien llevaría el embarazo.
Luego de consultar a alrededor de ocho especialistas (algunos de ellos rechazaron llevar el caso, debido a la anómala situación), la pareja encontró a un médico que los ayudó. Luego de un primer intento que resultó ectópico (embarazo fuera del útero), Beatie logró una segunda concepción, la que se dio a conocer a todo el mundo.

Oportunismo pseudocientífico
La noticia del “hombre embarazado” (que en realidad es una mujer embarazada, lo cual no tiene nada de extraordinario) fue aprovechada por pseudocientíficos, quienes abrieron la puerta a la posibilidad de que, presuntamente, la ciencia logre en poco tiempo el embarazo en varones.
Luis Álvarez Gayou, director fundador del Instituto Mexicano de Sexología, afirmó que en los próximos diez años será posible que una matriz implantada en el cuerpo de un varón “pueda albergar a un bebé”.
“Las condiciones médicas actuales no permiten que una operación de este tipo sea exitosa todavía, ningún país del mundo puede realizarla”, aseguró. Sería diferente al caso de Thomas Beatie, legalmente hombre, pero con órganos reproductores femeninos. El sexólogo aseveró que para lograr un embarazo basta con tener un útero con suficiente sangre para que se forme la placenta y se alimente al bebé, ¡sin importar si la persona es hombre o mujer!

Cambio de sexo en México
El “hombre embarazado”, entonces, no es una anomalía de la naturaleza, porque “Thomas Beatie” es en realidad una mujer, con órganos de reproducción dispuestos para el embarazo y la concepción. Aquí el problema es jurídico. Precisamente porque en la entidad estadounidense se permite, desde hace diez años, el cambio legal de sexo. Y legalmente todo se vuelve muy confuso.
Este es el peligro real de que en México se legalicen las uniones homosexuales y otras iniciativas. Y eso, por desgracia, ya está avanzando en la capital del país. En enero de 2008, el diputado Jorge Carlos Díaz Cuervo presentó una iniciativa de ley para permitir el cambio legal y quirúrgico de sexo. El 6 de marzo pasado, la Comisión de Gobierno de la ALDF turnó la iniciativa a las comisiones de Salud y de Administración y Procuración de Justicia, para su estudio. El PAN se opone, pero los legisladores de PRD, PRI y Panal (la mayoría) apoyan la iniciativa. ¡Dios guarde la hora!

La Biblia no miente
Las Sagradas Escrituras muestran claramente que Dios hizo al hombre y a la mujer, cada uno con su función biológica determinada. Les puso ley que no puede ser quebrantada. Dice el Salmo 139: “Porque Tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre… No fue encubierto de ti mi cuerpo (…) y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que luego fueron formadas, sin faltar una de ellas”.
Son necios quienes intentan romper las leyes divinas, con situaciones aberrantes, como ya está descrito en el libro de Job, cuando Dios pregunta al insensato hombre: “¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? ¿Contaste tú los meses de su preñez, y sabes el tiempo cuando han de parir?” (39:4-5)
La única razón que mueve a este tipo de noticias es que la humanidad ha tratado, desde el principio, en violar las leyes divinas; la falsamente llamada ciencia ha procurado evidenciar que la Biblia se contradice, con tal de no tener en su noticia a Dios.
La Epístola a los Romanos describe cómo el hombre se corrompió de tal modo por el pecado, sobre todo los sexuales y morales, que “Dios los entregó a efectos vergonzosos… cometiendo cosas nefandas (mujeres con mujeres y) hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío. Y como a ellos no les pareció tener a Dios en su noticia, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer lo que no conviene” (1:28)