viernes, 24 de octubre de 2008

Tiempo de vacas flacas

El tercer caballo del Apocalipsis
Por Juan Elías Vázquez

Guerras siempre ha habido, pero no tan devastadoras como lo fue la II Guerra Mundial; Las hambrunas también son cíclicas, sólo que nunca antes habíamos previsto una de las proporciones de la que se avecina. Los motivos, según los especialistas, se atribuyen a la desaceleración económica global; al aumento de los precios del petróleo y de los mismos alimentos; a las amenazas del cambio climático, y a que, aunque el mundo produce suficientes alimentos, pocas personas los acaparan.
Los primeros efectos de la hambruna ya se han hecho presentes en países de Asia y África. De acuerdo con un reporte de Prensa Asociada (AP), fechado el pasado 7 de julio, en Burundi, Kenia y Zambia, cientos de miles de personas enfrentan reducciones en las raciones de alimentos. En Irak, 500 mil beneficiarios perderán la ayuda alimentaria que reciben periódicamente. En Yemen resultarán afectados más de 300 mil hogares; mientras que en Camboya, unos 400 mil menores ya se quedaron para estas fechas sin los tazones de arroz que diariamente constituyen su desayuno. El mismo reporte señala que la mayoría de los países en desarrollo padecerá algún tipo de reducción alimenticia en los próximos ¡tres a cinco meses!
Este panorama mundial tan desalentador estaba previsto en las Escrituras desde hace miles de años. El Señor Jesús incluyó el hambre y la guerra en un periodo que describió como “principio de dolores”: “Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino; y habrá pestes y hambres, y terremotos en diferentes lugares” (Mat 24:7). De seguro que este texto no es nuevo para usted y, probablemente, lo seguirá oyendo en estos días. Porque para muchos cristianos, los signos de los tiempos no pasan inadvertidos. Por otro lado, no nos sorprende la incredulidad del mundo. Esto tampoco es novedad. El apóstol Pedro declaraba que los necios no cesaban de decir, respecto de la segunda venida del Señor Jesucristo: “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres murieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2ª Ped 3:4). O sea, “no pasa nada, se trata de puros cuentos”. Y qué decir de los que se preguntan “¿Cuándo serán estas cosas, para empezar a portarme bien?”. Pedro contesta que “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza…” Y a quienes se acercan a los dichos proféticos por mera curiosidad o miedo, Jesucristo advierte: “El que quiera hacer la voluntad de Dios conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta” (Jn 7:17).
Pero del día y la hora nadie sabe, “ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”, dijo el Señor (Mat 24:37). Sin embargo, en ese mismo capitulo, Jesús aconseja estar al tanto de los cambios que hacen variar las épocas: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca”. No cabe duda, entonces, que nos acercamos al principio de la consumación de los tiempos. Es indispensable que los hijos de Dios agucemos como nunca antes nuestros sentidos espirituales. El curso de los acontecimientos no va a mejorar; al contrario, se agravará en la medida que corran los días y los meses, y llegará a su momento cumbre, cuando cabalgue rampante el caballo negro mencionado en el Apocalipsis (Ap 6:5). De acuerdo con la profecía, el tercer jinete llevará una balanza en la mano, y recibirá esta orden: “Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario”. Un denario era el salario diario de un jornalero, lo cual manifiesta el alto precio que tendrá en un futuro próximo una raquítica porción de alimento. Enseguida, el versículo declara: “…pero no dañes el aceite ni el vino”. Este último dato es de importancia capital para comprender mejor el signo predominante de los tiempos finales: es decir, el imperio de la inequidad o de la injusta distribución de la riqueza. Pues en la exégesis de la literatura apocalíptica, el vino y el aceite se asocian con la prosperidad y la opulencia. Es voluntad del propósito divino, por tanto, que todavía por un tiempo no se dañe la propiedad de los ricos. La especulación y el acaparamiento de alimentos seguirán sin remedio. Para este mundo sumido en la impiedad no hay remedio que alcance. Empero, para los hijos de Dios y para todo aquel que quiera conocer la voluntad del Altísimo y obedecerla nada está perdido. San Pedro concluye que la tardanza del cumplimiento de la promesa significa que Dios “es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. No hay porqué, entonces, correr a escondernos y almacenar latas de comida; tampoco hay que estar dormidos, al contrario, hay que trepar sobre caballos veloces (Ester 8:10) e ir pronto a los perdidos a advertirles del gran peligro que se cierne sobre ellos.

jueves, 23 de octubre de 2008

Tiempo de vacas flacas
Por Abner Chávez

Los tiempos de los patriarcas de Israel estuvieron marcados por periodos cíclicos de hambrunas, como lo muestra el libro de Génesis (12:10 y 26:1 y 42). Con todo y que Abraham, Isaac y Jacob habían sido abundantemente prosperados en ganados, siervos y riquezas tuvieron que recurrir a Egipto, entonces una potencia mundial, para subsistir y preservar la descendencia del pueblo israelita, de donde nacería Jesús el Nazareno.
El plan global de subsistencia provisto por Dios –el que a la larga permitió la sobrevivencia de la simiente santa–, tan beneficioso para la colectividad, estuvo sin embargo lleno de aparentes desgracias personales.
La historia de José, el hijo mayor de Raquel y el undécimo de Jacob, nos muestra cómo los pensamientos individuales de los hombres no son, por mucho, los pensamientos de Dios. Recordemos que la envidia de los hermanos de José los llevó, primero, a arrojar al muchacho a una cisterna oscura y fría y, posteriormente, a venderlo por 20 piezas de plata a unos mercaderes ismaelitas. Éstos lo llevaron a Egipto, a la casa de Potifar, el mayordomo en jefe del Faraón.
Ahí Dios lo prosperó de tal manera que Potifar lo puso a administrar toda su casa. Pero Dios tenía preparado para José algo más grande que ser simplemente el administrador de una hacienda. Injustamente fue acusado de querer abusar de la mujer de su amo y José terminó en la cárcel.
Ahí, en lo más profundo de la noche, entre gente mala y un pueblo extraño de dioses extraños, José pudo haber renegado de sus convicciones, pudo haberse dejado arrastrar por la corriente del mundo y dejar a un Dios que, aparentemente, lo había abandonado. Pero su relación con Dios iba más allá de las circunstancias. Incluso en la cárcel, el esclavo hebreo fue prosperado y “halló gracia en ojos del principal de la casa de la cárcel” y puso en su mano todos los presos y lo que se hacía en esa prisión, “él lo mandaba”.
Hasta la cárcel llegaron el copero y panadero del rey, acusados de conspiración. Ambos tuvieron sendos sueños, a los que José les reveló el significado. Tal y como lo predijo el hebreo sucedió. Pero tuvieron que pasar dos años antes de que el mismo Faraón fuese turbado por sueños terribles que no lo dejaban en paz.
Soñó el Faraón que estaba junto al río y que del río subían siete vacas hermosas a la vista y muy gordas que pacían en el prado. Detrás de ellas subían otras siete vacas muy feas y flacas que devoraron a las siete vacas gordas. Con todo, las vacas flacas no dejaron su aspecto horrible. Luego Faraón tuvo un segundo sueño semejante con siete espigas. Las primeras, llenas y hermosas eran devoradas por siete espigas marchitas.
Estos sueños dejaron muy turbado al soberano egipcio, quien mandó a llamar a todos los agoreros y adivinos del reino, hasta que el principal de los coperos del rey se acordó de que el esclavo hebreo encarcelado le había revelado su sueño.
Todos conocemos cómo José reveló al Faraón el significado de esos sueños: que las primeras siete vacas y espigas significaban siete años de abundancia y prosperidad. Y las segundas vacas y espigas flacas querían dar a entender que venían siete años de sequía y hambruna tan grandes que “devorarían” los primeros años de prosperidad. Faraón, entonces, nombró a José como su segundo al mando, para que administrase la primera abundancia y que no faltare alimento para el tiempo de hambre.
Aquí habría que hacer un paréntesis. Asenath , la hija del sacerdote egipcio, fue dada como esposa a José. Ella pasó a formar entonces parte del pueblo santo. Fue rescatada de Egipto (aunque seguía viviendo en Egipto) para unirse a su esposo, quien a la postre fue grandemente bendecido en lo material y en lo espiritual. Asimismo como pasa con la Iglesia: hijos de Egipto, del mundo, al ser prometidos al Esposo, pasamos a formar parte del pueblo santo, aunque seguimos en el mundo. Sin tener las promesas hechas a Abraham, Asenath alcanzó la bendición de Dios al unirse a José y sus dos hijos, Manasés y Eprhaim, pasaron a formar incluso dos tribus del pueblo de Israel.
Regresando a la historia, cuando los años de hambre llegaron, los hijos de Jacob tuvieron que recurrir a Egipto, porque la sequía había asolado la tierra de Canán. Fue ahí cuando, luego de hacerlos un poco sufrir, José se reveló a sus hermanos y proveyó alimento y resguardo en tiempo de crisis para toda la descendencia de su padre.
Algunas lecciones tenemos que tomar de esta historia y acomodarla a la situación que se avecina: la Iglesia sabe, porque lo anunció nuestro Señor Jesucristo, que vendrían tiempos de hambrunas, pestilencias, guerras y sediciones. Ahora que los organismos mundiales reconocen que habrá una década de crisis alimentaria, para empezar podríamos administrar nuestros bienes, si es que los tenemos, de mejor manera, sin derrochar, conociendo que los días son malos y que se acercan tiempos peligrosos.
En segundo lugar, y quizá sea lo más importante, el anuncio de la crisis –junto con otras señales que anuncian los tiempos previos al rapto de la Iglesia– debería de poder acercarnos más al trono de la gracia de Dios para depender más de Él, confiar absolutamente en que Dios es nuestro proveedor y buscar más su rostro.
Los tiempos de vacas flacas pueden, todavía, hacer que surjan mejores cristianos, más comprometidos con la causa del Evangelio y más dispuestos a alzar la voz de paz en medio de un mundo lleno de confusión. Un pueblo que proclame la paz de Dios en tiempo de crisis.

viernes, 20 de junio de 2008

La mirada triste del Señor

El día que Jesús guardó silencio
Por Batista Cortés

Aún no sé si ocurrió o fue un sueño. Sólo recuerdo que esa noche el cansancio me fue venciendo y empecé a cabecear... Me encontré en aquel inmenso salón con un pared llena de tarjeteros, como los de las grandes bibliotecas. Los ficheros tenían diferentes rótulos. Al acercarme, me llamó la atención uno titulado: “Muchachas que me han gustado”. Lo abrí por curiosidad y empecé a pasar las fichas. Tuve que detenerme por la impresión: había reconocido el nombre de cada una de ellas: ¡se trataba de las chicas que a mí me habían gustado!
Empecé a sospechar dónde me encontraba. Este inmenso salón de interminables ficheros era un crudo catálogo de mi existencia. Estaban escritas las acciones de toda mi vida, pequeños detalles y momentos que ya había olvidado. Por curiosidad abrí ficheros al azar para explorar el contenido.
Algunos me trajeron alegría y recuerdos dulces; otros, por el contrario, un sentimiento de vergüenza y culpa tan intenso, que tuve que voltear a ver si alguien me observaba. El archivo “Amigos” estaba al lado de “Amigos que traicioné”. Los títulos iban de lo mundano a lo ridículo. “Libros que he leído”, “Mentiras que he dicho”, “Consuelo que he dado”, “Chistes sucios que conté”. Otros títulos eran: “Cosas hechas cuando estaba molesto”, “Videos que he visto”, en fin... no dejaban de sorprenderme de los títulos.
Estaba atónito del volumen de información de mi vida. ¿Tuve tiempo para escribir cada una de esas millones de tarjetas? Pero cada ficha confirmaba la verdad. Cada una, escrita con mi letra y firmada por mí. Cuando vi el archivo “Canciones que he escuchado”, quedé atónito al descubrir que tenía más de tres cuadras de profundidad y ni así le vi fin. Me sentí avergonzado por la cantidad de tiempo que demostraba haber perdido.
Llegué al archivo “Pensamientos lujuriosos” y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sólo abrí el cajón unos centímetros. Me avergonzaría conocer su tamaño. Saqué una ficha al azar y me sentí asqueado al constatar que “ese” momento, que yo creía escondido en la oscuridad, había quedado registrado. No necesitaba ver más... un instinto animal afloró en mí, un pensamiento dominaba mi mente: ¡nadie debe de ver estas tarjetas jamás! ¡Tengo que destruirlas! En un frenesí insano arranqué un cajón, sólo para descubrir que no podía siquiera arrancar una sola tarjeta, pues eran más duras que el acero. Vencido e indefenso, devolví el cajón a su lugar.
Empecé a sollozar. En eso, el título de un cajón pareció aliviar mi situación: “Personas a las que les he compartido el Evangelio”. Al abrirlo, no encontré ni diez tarjetas. Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos. Caí de rodillas al suelo, llorando amargamente de vergüenza. De nuevo volví a pensar: “Nadie debe entrar a este salón, necesito encontrar la llave y cerrarlo para siempre”. Mientras me limpiaba las lágrimas, lo vi... ¡Oh, no! Por favor, ¡no!, ¡cualquiera, menos Jesús!Impotente vi como Jesús abría los cajones y leía cada una de mis fichas. Intuitivamente, Jesús se acercó a los peores archivos. ¿Por qué tiene que leerlos todos? Con tristeza buscó mi mirada, y yo bajé la cabeza de vergüenza… y seguí llorando amargamente. Él se acercó, puso su mano en mi hombro y no dijo una sola palabra. Ese día, Jesús guardo silencio... Volvió a los archiveros y empezó a estampar su nombre en cada tarjeta encima de mi firma. ¡No!, grité. Tu nombre no tiene por qué estar en esas fichas. No son tus culpas, sino las mías. Pero Su nombre cubrió el mío, escrito con su propia sangre. Me miró con una sonrisa triste y siguió firmando las tarjetas. No entiendo cómo lo hizo tan rápido. Al siguiente instante lo vi cerrar el último archivo y venir a mi lado. Me miró con ternura y creí escucharlo decir: “Consumado es... Yo he cargado con tu vergüenza y tu culpa”.
Aún no sé si fue sueño, visión o realidad... de lo que sí estoy convencido es que la próxima vez que Jesús vuelva a ese salón encontrará más fichas de qué alegrarse, menos tiempo perdido y menos fichas vanas y vergonzosas…

¿Qué buscas entre los muertos?
Editorial

La pregunta angelical nos invita a reflexionar: “¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?” ¿Tiene el cristiano algún beneficio en asomarse a los altares de muertos o las fiestas de Halloween?
En el Antiguo Testamento se prohibía expresamente al sacerdote contaminar sus vestiduras o sus personas con la cercanía de cadáveres. Según la Palabra de Dios, nosotros somos reyes y sacerdotes para la gloria de Dios. Deberíamos tener cuidado de no usar nuestras vestiduras irreflexivamente. Ser cristiano es cuestión de fe. Por ejemplo, en el bautismo creemos que nace una nueva persona. Si no hay fe, el “bautizado” únicamente se mojó en agua. Así pasa con los días de brujas y muertos. La Biblia dice que nuestra lucha es contra espíritus que vagan por los aires. Es cuestión de creerle a la Palabra de Dios. Al abrir nuestra casa o permitir que nuestros hijos asistan a fiestas de muertos, abrimos puertas a espíritus inmundos. Hermano, ciérrale al diablo la puerta de tu casa y tu corazón. Porque nuestro Señor es Dios de vivos, no de muertos.

¡Detente, no te hagas daño!

El arma del suicida
Por Asael Velázquez

¿Te has encontrado alguna vez al borde de la desesperación? ¿Parece que no encuentras la salida a tu problema? ¿Te has hallado en el umbral de la angustia, del abandono, del desconsuelo? ¿Has deseado alguna vez, como el salmista, tener alas de paloma para escapar? ¿Y te ha llegado el deseo de salir por esa que llaman “la puerta falsa? ¿Te han dejado los problemas en “el desierto” y, como Job, has deseado nunca haber nacido?
Detente, te dice la voz de tu Amado, no te hagas daño. Porque a veces, entre la vida y la muerte, la luz y la noche, la cima y el abismo, parece que sólo hay una pequeña diferencia, una grave decisión puede tomar sólo algunos segundos de extrema desesperación. Como sucedió con el carcelero de Filipos. Dice la Biblia que cuando despertó y vio abierta la cárcel, sacó su espada para matarse, pues pensaba que los presos, por quienes tenía que responder a sus superiores con la vida, habían escapado.
Y cuando extiende su mano para quitarse la vida, el grito del Apóstol paraliza el arma homicida. ¡Detente, no te hagas daño!, que todos estamos aquí.
La extrema decisión de quitarse la vida puede tomar sólo unos segundos. ¿Qué debe estar pasando por la mente del suicida para desear morirse? Una extrema desesperación, angustia y soledad requieren de una extrema solución. Y el remedio se llama Jesucristo.
Sigue contando Hechos de los Apóstoles que cuando escuchó la voz del apóstol, el carcelero de Filipos pidió una luz y temblando aún de miedo fue a tirarse a los pies de Pablo y de Silas. Señores, les preguntó, ¿qué tengo qué hacer para salvarme? La respuesta fue contundente: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”.
Dios ha provisto un remedio eficaz para los desesperados, ninguneados, perseguidos, maltratados, encarcelados, enfermos terminales, pobres de espíritu, necios, para quienes no encuentran salida a sus problemas, para los endeudados, abatidos, heridos, molidos, despreciados y desechados. Para todos ellos, el Señor es la solución.
La puerta no es suicidarse. Porque quitarse la vida no debe siquiera entrar en los pensamientos del pueblo cristiano. Tal intención del corazón no puede provenir del Espíritu Santo. El Señor Jesucristo dejó muy clara la diferencia entre la vida y la muerte. Dijo: porque el diablo no vino sino a matar, a robar y a destruir. Pero el Cristo de la Gloria vino a dar vida en abundancia.
Si tú aceptas a Cristo como tu único y suficiente salvador, incluso en lo más profundo de la noche, en la celda más oscura, con las circunstancias en contra, como pasó con Pablo y Silas, tu amor por la vida, que proviene de lo alto, va a estar tan arraigado, que vas a estar orando y cantando himnos. Aun preso, tú serás libre. Y no desearás morirte, porque esa decisión sólo le corresponde al Altísimo, quien tiene contados, dice la Biblia, hasta los cabellos de nuestra cabeza. Y sólo a él le corresponde acortar o añadir días a nuestra existencia.
Y esa vida que habitará en lo profundo de tu ser será como una llama dentro de ti que se ha puesto en ti para que alumbre a quienes te rodean. Bendice, bendice siempre a tu prójimo. Porque quizá sin saberlo una palabra tuya de aliento, de consuelo, de amistad, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte para personas que te rodean. Tu voz puede ser el equivalente al grito del apóstol que quizá, sin que tú lo logres ver, logre detener a tiempo el arma de un suicida.

La puerta falsa
Por Olga Miranda
De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud, de 2001 a 2007, cinco millones de personas en el mundo decidieron terminar con su existencia. La Organización Mundial de la Salud estima que el suicidio es la tercera causa de muerte entre los 15 y 29 años. En México, la tasa mayor está por los 15 años, lo cual es un drama, porque hace 15 años estaba en mayores de 65 años, generalmente por padecer alguna enfermedad crónico-degenerativa.
El suicidio es un fenómeno en crecimiento. Pasó de 2,736 en 2000 a 3,553 casos en 2005. De acuerdo con el INEGI se observa que del total, 525 fueron en personas entre los 15 y 19 años (313 hombres y 112 mujeres); la mayor parte de suicidios en México ocurre entre personas de 20 a 24 años (523: 430 hombres, 93 mujeres) y se registraron 462 suicidios entre los 25 y 29 años (396 hombres y 66 mujeres).
El grupo que incrementó los suicidios es el de los niños menores de 14 años, el cual (en 2005) alcanzó la alarmante cifra de 139 decesos, es decir, más de 11 suicidios mensuales.
Entre los motivos por los que se suicidan las personas están, en primer lugar, los disgustos familiares; en segundo lugar, causas amorosas y, en tercer lugar, por padecer enfermedades incurables, dato que lleva al segundo grupo de población de mayor incidencia de suicidios en el país, que es el de los adultos mayores de 65 años. En 2005 247 ancianos se quitaron la vida (229 hombres y 18 mujeres). El modo más usado por los suicidas es el ahorcamiento, quizá por escasez de recursos, si no usarían métodos más caros, como armas de fuego o medicamentos.

Los niños no son de la calle

Refugio para el menesteroso
Por Olga Miranda

Qué triste es ver a niños, jóvenes y adultos en las calles caminando sin rumbo, con la mirada perdida, la ropa desgarrada, sucia y maloliente. Algunas veces los vemos drogándose, otras pidiendo dinero, unas limpiando parabrisas o durmiendo en las coladeras. Son la parte de la sociedad que nadie quiere ver ni oír y pocos se acercan a ofrecerles ayuda económica o espiritual.
Como pueblo de Dios nuestro deber debería ser ayudar, pero la realidad es que muchos cristianos ni siquiera lo piensan y, mucho menos, los ayudan. Pero hay quien sí lo hace. Ministerios Adulam es una asociación civil cristiana que surgió hace once años con el objetivo de ayudar a rehabilitar y restaurar a drogadictos, alcohólicos, prostitutas, homosexuales, ladrones, grupos marginados y étnicos que viven en condiciones deplorables.
En entrevista con La Voz del Amado, Emilio Beltrán Corona, director de esta asociación, comentó que “Adulam no sólo se encarga de hablarles de la Palabra de Dios, sino de enseñarles el camino para una transformación total, que ellos puedan conocer al Dios todopoderoso y de esa manera acceder a una vida amor, esperanza y paz”.
“La realidad es que nuestra sociedad es corrupta y decadente y poco estamos haciendo como Iglesia. Adulam nace como una respuesta a esta sociedad decadente y tenemos una cobertura espiritual muy fuerte, de hombres de Dios”, puntualizó.
Una sociedad herida
El director de Adulam explicó que este ministerio nació como consecuencia de las heridas que vive nuestra sociedad, pues México tiene cerca de 350 mil niños y jóvenes en condición de calle, cerca de 20 mil menores son víctimas de prostitución y pornografía y, según cálculos conservadores, cada día mil jóvenes ingresan a las filas de la drogadicción y el alcoholismo.
Adicionalmente, cerca de 4.5 millones mujeres son madres solteras y nuestro país está entre los primeros lugares, a escala mundial, en secuestro, pornografía infantil, narcomenudeo, corrupción y violencia.
Beltrán Corona agregó que entre las principales causas por las que los niños abandonan su hogar está la pobreza extrema, “pues más de 50 millones de mexicanos viven en pobreza extrema y basta con ir a Chiapas y Oaxaca para ver lo que significa esto.
“Si desde pequeños sufren de hambre, entonces algunos empiezan a desertar del hogar. Es ahí donde ellos forman su carácter en la calle y los aborda la necesidad y desde niños se vuelven limpiaparabrisas de crucero, y comienzan a drogarse”, considera.
“Si no tienen un encuentro con Dios van a vivir con esta herida toda su vida. Se tiene que hacer algo. Dejemos de jugar a la iglesia y salgamos a emprender algo que transforme esas vidas”, aseguró.
Lugar de refugio
La visión de este ministerio se canaliza en dos sentidos. El primero se establece en la atención interna y la rehabilitación integral por medio de un modelo familiar, creador de valores y lazos afectivos, que intenta desarrollar un carácter responsable y una vida productiva. El segundo apunta hacia la ayuda externa, brindando apoyo a los diferentes sectores necesitados de la población. Se materializa esta ayuda mediante la donación de ropa, despensas, artículos escolares y brigadas de salud, entre otros.
Adulam atiende a 700 niños en Casas Hogar y cinco mil menores en comunidades indígenas. Trabaja con muchos grupos étnicos: mixes, chatitos, zapotecos, de la costa, tzotziles, choles, lacandones, tzetzales y tojolabales.
“Estamos haciendo cosas impresionantes, porque es una forma de evangelismo que la Iglesia no conocía. Estos niños están siendo alcanzados por Dios, Él los está bendiciendo y se están haciendo cosas gloriosas entre los grupos marginados.
“Nosotros como institución no podemos quedarnos aquí, hay que ir por más desamparados. En el país tenemos 130 grupos que atendemos en la calle. Tener misericordia y asistir al menesteroso es algo que todo hijo de Dios debería hacer, pues lo dice la Biblia”.

Controversia
Sin historia
Por Juan Elías Vázquez

Nadie sabe de dónde vienen y adónde van los niños que deambulan por las calles. Parece como si hubieran nacido ahí y en ese sitio estuvieran condenados a crecer. Cuando nos topamos con ellos, quizá, tengamos compasión y hasta les regalemos una moneda, pero después los olvidamos. Los niños de la calle, por definición, no pertenecen al hogar, al engranaje social, han quedado excluidos de nosotros.
Los niños de la calle no tienen historia. La sociedad no sabe o no quiere saber de dónde salieron por primera vez, si lo que pepenan les da para comer, si tienen dónde dormir, si tienen familia, si van a sobrevivir el día siguiente. Al considerar a esos chicos “de la calle”, el discurso oficial concentra su mirada en la situación actual, como si fuera un fenómeno irreparable, soslayando la historia personal-familiar que hay detrás de cada pequeño en desgracia. La situación de esos niños puede ser cambiada, si los vemos como dueños de un rostro humano y de una historia individual. Dejar de percibirlos como si tuvieran un mal incurable.

Clima de violencia

Contentos en nuestra Jerusalén
Por Roberto Pérez Ortiz

Desde hace aproximadamente 15 años, la inseguridad se ha convertido en un tema primordial para la ciudadanía. La violencia se ha transformado en un asunto prioritario, principalmente por el incremento en la criminalidad en la década pasada: desde secuestros, asaltos bancarios, narcotráfico, fraudes, robo de autos y casas, hasta los “nuevos” delitos, como el secuestro exprés.
En México, las tasas globales de homicidios han disminuido en los años recientes, según los datos oficiales; aunque eso depende de la zona geográfica, pues el fenómeno es al contrario en donde opera el narcotráfico. Otro factor preocupante es el incremento del robo con violencia.
Y a todo esto, ¿qué hace la Iglesia?, ¿los pastores?, ¿los líderes de jóvenes? Las cifras crecientes muestran una realidad contundente. Por ejemplo, mientras que en el municipio de Nezahualcóyotl se denunciaron (enero-mayo de 2007), 500 robos a casas-habitación, dos mil asaltos en la calle y 200 violaciones o intentos de violación, en ese mismo territorio sólo hay 76 asociaciones religiosas registradas ante Gobernación y, según cálculos conservadores, 300 templos o casas de oración. Y algo parecido pasa en el DF.
El pueblo de Dios, y sobre todo los jefes de los escuadrones de Israel, deberían volver a reflexionar acerca de su misión. Aquí la pregunta es: ¿No nos estamos encerrando entre las cuatro paredes de la casa de oración?, ¿tan contentos estamos en nuestro Jerusalén, que Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra se nos hacen muy distantes? ¿La Iglesia habrá olvidado ya la Gran Comisión?

No temeré mal alguno…
Por Hazael Velázquez

Nunca en el país se había sentido un clima de violencia como el que se inició en el sexenio actual. Más de mil 300 ejecutados en lo que va del año (agosto 2007), casi el doble que en 2006, nos indican qué tanto la delincuencia ha penetrado a la sociedad. Hombres mujeres, incluso niños, han sido degollados, incinerados, torturados, descuartizados o asesinados con el tiro de gracia. La ciudad más grande del mundo es también una de las más violentas y el Edomex ocupa el nada honroso primer lugar en feminicidios del país.
Cuántos amables lectores pueden dar testimonio de un familiar, amigo o vecino que ha sido víctima de un robo, un secuestro u otro tipo de agresión violenta. Según cálculos oficiales, 7.5% de las familias mexicanas han sufrido una agresión del crimen.
Pero ante tanta inseguridad, brutalidad y crueldad, ¿debemos encerrarnos en nuestras casas porque el león anda en las calles? De ninguna manera, Nosotros debemos confiar en que nuestro guardador no se dormirá ni se adormecerá el que guarda nuestra alma.
La voz del amado es muy clara: “Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra, mas a ti no llegará”.

Violencia, según expertos
La violencia es una palabra que ha terminado por formar parte de nuestra cotidianidad. Lo preocupante es que está presente en todos los ámbitos: en la familia, la calle, el trabajo, la escuela, los medios de comunicación y en cualquier conversación se menciona frecuentemente.
José Luis Vera Cortés, investigador de Ciencias Biológicas de la UNAM, explica que para algunos expertos la violencia está enraizada en nuestros antiguos orígenes y forma parte de la naturaleza humana. La violencia consiste en poner la agresividad al servicio de ideas y creencias que la tornan intencionalmente dañina. No nacemos con tales creencias, sino las adquirimos a lo largo de nuestra socialización.
(Con información de Olga Miranda)

El inminente regreso
Por Isabel Velázquez

El crecimiento de tanta violencia y maldad en el mundo nos habla de un escenario descrito por la Biblia. Al hablar de su regreso, Jesucristo detalló estos últimos tiempos. Habrá angustia de la gente y confusión, “desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la Tierra” (Luc. 21:25-26).
Guerras, sediciones, hambre, terror, persecución y maldad son “principio de dolores”. Periódicos, cine, internet, radio y televisión dan cuenta precisa de que vivimos tiempos peligrosos. La maldad y la violencia están presentes y los medios nos corroboran que realmente se trata de los días finales, los del inminente regreso del Señor.
¿Cuál debe ser la actitud del cristiano ante la maldad y la violencia? ¿Debe el creyente “desfallecer por el temor” ante la ola de crímenes, violaciones, robos, y ejecuciones? De ninguna manera. La Biblia nos anticipa que, cuando oigamos y veamos esto, “no os alarméis, porque es necesario que estas cosas acontezcan” (Luc. 21:9), sino que debe haber gozo en nuestro corazón, al ver cómo se cumplen las profecías sobre el regreso de Jesucristo. “Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca”.

Compadecerse del hijo de su vientre

Abortan el amor por la vida
Por Olga Miranda

Uno de los privilegios más grandes que Dios le dio a la mujer es la oportunidad de ser madre y amar a sus hijos. Quizá por eso, una de las primeras órdenes dadas a Adán y Eva fue la de “creced y multiplicaos”.
Pero la Biblia también enseña que, “por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se resfriará”. No puede entenderse de otro modo la ausencia de cariño de la madre al fruto de sus entrañas, que deriva en la decisión de “matar” al supuesto producto del amor. Y esa falta de amor se trasforma, con el tiempo, en costumbres, iniciativas y, finalmente, en leyes.
Como es público, el Distrito Federal es la primera urbe latinoamericana en despenalizar el aborto. Una amplia mayoría legislativa (PRD, PRI, Nueva Alianza, Alternativa y Convergencia, con la oposición del PAN y PVEM) modificó la definición de aborto en el artículo 144 del Código Penal local, y estableció como legal la interrupción del embarazo “antes de la decimosegunda semana de gestación”, aunque también se redujo la penalidad para las mujeres que recurran al aborto de uno a tres años de cárcel a solamente tres a seis meses o bien a 100 a 300 días de trabajo comunitario. Las reformas a la Ley de Salud fueron aprobadas por 46 votos en favor, 19 en contra y una abstención.
Además, la Ley de Salud del DF obliga a las instituciones públicas a atender cualquier solicitud de aborto. El delito sólo se castigará cuando se haya consumado, no cuando sólo se intente, siempre y cuando no formen parte de las cuatro excluyentes (violación; por imprudencia; malformaciones genéticas, y por riesgo a la salud de la madre).
Por medio del profeta Isaías, el Señor preguntaba: ¿Podrá la mujer dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Parecía imposible. Ahora es legal. No se equivocó nuestro Señor: por haberse multiplicado la maldad, el amor de las madres por los hijos está en el congelador.
Todo empezó desde 1920
La primera propuesta de despenalización del aborto data de 1920, atribuida a un grupo de mujeres feministas. La Convención de Unificación Penal, en 1936, presentó el texto “El aborto por causas sociales y económicas”, en el que proponían la despenalización completa del aborto. En 1976, la Coalición de Mujeres Feministas y en 1983, el entonces presidente Miguel de la Madrid, intentaron modificar el Código Penal para reformar las disposiciones relativas al aborto y al adulterio, pero fueron desechadas.
En 1989 se permitió que las embarazadas por violación pudieran abortar legalmente en la Ciudad de México. En 1991, el presidente Carlos Salinas de Gortari envió a la Cámara de Diputados una iniciativa para permitir el aborto por razones económicas, pero el PAN consiguió que se rechazara. Fue hasta el 24 de abril de 2007 cuando se aprobaron las reformas al Código Penal y a la Ley de Salud para despenalizar el aborto en el Distrito Federal.

¿Deben los médicos interrumpir la vida?
Por Asael Velázquez
Los diputados de la ALDF que legalizaron el aborto el pasado 25 de abril (2007) esperaban que, al convertirlo en ley, terminaran las protestas en favor de la vida. En realidad, lo que provocaron es que el debate en la capital de la República se extendiera a todo el país. Al tema de la decisión de las mujeres se suma ahora la decisión de los médicos, quienes pueden ejercer el derecho a la “objeción de conciencia” para negarse a practicar abortos. Porque así como para pelear se necesitan dos, para que una mujer aborte, es necesario el personal médico que practique la intervención quirúrgica.
El asunto polémico es si, al interrumpir el embarazo, el médico está faltando al juramento hipocrático de defender la vida hasta sus últimas consecuencias. Y para los médicos cristianos (si es que alguno, sin razonarlo, hubiese pensado practicar un aborto), el asunto está en que al quitar la vida a un embrión ¿no se está tratando de poner en lugar de Dios, quien es el único que da vida y puede quitarla?


La Voz del Siervo
Pastor Misael Chávez Ocampo

A lo largo de su historia, la humanidad ha tratado de burlar las leyes divinas y ha disfrazado el pecado con diversos nombres, excusas y argumentos. El hombre ha buscado la manera de no cumplir los mandamientos de Dios, aunque para eso tenga que cambiar las leyes. Ese es el caso actual del aborto.
La eterna Palabra de Dios expresa claramente la prohibición de quitar la vida. No matarás, ordena, pero el hombre ha hecho caso omiso y se ha atestado, dice el apóstol Pablo, de toda iniquidad, maldad y homicidio.
Asimismo, las Escrituras afirman que el fruto del vientre es “cosa de estima” al Creador y que sus ojos vigilan que el embrión sea formado completo dentro de la madre.
La vida es un regalo del cielo. Sólo el Padre puede quitarla. Cualquier intento por interrumpirla es un asesinato. No es cuestión de 4 o 12 semanas. Arrebatar la vida es un crimen, se le quiera describir con un nombre bonito o disfrazar de modernidad. ¡Ay de lo que a lo malo llaman bueno!

La célula de la sociedad

La familia, amenazada
Por Asael Velázquez

Como en los días de Noé… En los años más recientes se ha perpetrado un ataque directo y sistemático en contra de la familia, la célula de la sociedad, la institución básica de la transmisión de valores. Mucho de lo podrido en nuestro mundo actual se puede explicar por la ausencia de ética, moral y decencia en los hogares. Y aunque a los cristianos no debiera sorprendernos demasiado la situación –debido a que estos tiempos forman parte de las señales previas al rapto de la Novia–, sí es necesario que las iglesias, en cuanto instituciones sociales, levanten la voz para dejar en claro lo que la Biblia dice, por ejemplo, acerca de la unión entre homosexuales, el aborto, la violencia y el divorcio.
Precisamente, estos asuntos son los actuales dardos de fuego con las cuales el enemigo de nuestras almas pretende atacar a nuestra familia, a nuestras familias cristianas en el Distrito Federal y en su zona conurbada, incluido el oriente del Estado de México.
El pasado 16 de marzo de 2007, el Gobierno del Distrito Federal, encabezado por Marcelo Ebrard, legalizó las así llamadas sociedades de convivencia, reglamento mediante el cual, sólo ese día, 580 parejas de homosexuales formalizaron su unión para formar su propia “familia”.
Desde el lunes 5 de marzo, la Gaceta Oficial del Gobierno del Distrito Federal publicó los 15 artículos de los que consta la Ley de Sociedades de Convivencia, donde se explican los lineamientos para la constitución, modificación, adición, ratificación, registro y terminación de tales uniones.
Con 42 pesos, pagados en cualquier oficina de la Tesorería del GDF, cientos de personas han legalizado esta abominación a los ojos de Dios. “Se casaban y se daban en casamiento”, dijo el Señor al describir los tiempos prediluvianos. Y el diablo ha agregado el resto.
Pero los sodomitas no son los únicos que están de fiesta. La fracción del PRD en la Asamblea Legislativa en la capital de la República ha presentado una iniciativa que, al momento de escribir estas líneas (mayo 2007), tiene todas las probabilidades de ser aprobada por la mayoría de los diputados: la que despenaliza el aborto.
La mujer tiene el derecho de decidir sobre su cuerpo, han argumentado los diputados para obligar al Estado tanto a quitar las penas contra las mujeres que decidan interrumpir el embarazo como a los médicos que los realicen, aunque ignoren el juramento hipocrático de salvar la vida y violen el sexto mandamiento de la ley de Dios.
Y para rematar, desde hace décadas reina la violencia en los hogares, de tal forma que las parejas, incluso las cristianas, han optado por vivir en contra del plan de Dios: la unión libre, los encuentros de ocasión o el divorcio. Vea si no. Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) existen en el país 25 millones de personas solteras, de las cuales, 13 millones son hombres y 12 millones mujeres; y de esos, cinco millones están separados, divorciados o viudos.
En 2002, los matrimonios disminuyeron en casi 49 mil respecto de 2001, mientras que los divorcios aumentaron poco más de 3 mil desde 2000, y más de 23 mil considerando la década de los noventa. De acuerdo con las cifras más recientes del INEGI, el año pasado hubo 60 mil 641 divorcios.


Un proyecto divino
Por Batista Cortés

En el Evangelio de Juan 14:1-4 el Señor Jesucristo nos muestra que el cielo es un hogar, la “casa del Padre” y que ahí viviremos para siempre, porque somos parte de la familia de Dios. Hogar: palabra maravillosa, capaz de fascinar y ablandar el corazón más endurecido, que tiene un singular magnetismo que atrae y encierra una dulzura y atractivo especial, da fuerzas al marinero en altamar, y es capaz de atraer a los emigrantes desde las distancias más lejanas y desde el país más remoto.Hay una gran diferencia entre hogar y casa. La misma que hay entre una persona viva y una muerta. Al hogar no lo componen cuatro paredes o un buen resguardo. No es estar juntos, viviendo bajo el mismo techo. Es aquel donde las llamas del amor se mezclan y se remontan al cielo, dando gloria a Dios. ¿Qué convierte una casa en un hogar? No es la estructura del edificio o el decorado, sino la práctica cotidiana del amor, la tolerancia, el dominio propio, la comprensión, el diálogo, etcétera.

Controversia

Congoja e indignación
Por Juan Elías Vázquez

Van varias veces que quiero escribir lo que pienso y no hallo la mejor manera de expresarlo. Decir que me preocupa e inquieta que ahora las embarazadas puedan optar legalmente por el aborto; que aumenta el numero de divorcios; que exista una iniciativa que busca facilitar ese penoso proceso de separación; que la homosexualidad sea vista como una forma de vida normal y permisible; que los “hombres” puedan embarazarse; que, como cristiano, no hago mayor cosa por remediar tal situación; vaya, ni siquiera alzar mi voz en señal de descontento.
Y no puedo expresarlo sin cierta congoja, porque plantear la anterior serie de preocupaciones lo sitúa a uno en la categoría del ser anticuado y mojigato que ni avanza ni deja espacio para el progreso.
Tengo que aceptar que mi pobre descontento evade el análisis de fondo de los problemas expuestos. Siendo así, mi discurso carece de validez periodística o científica. Esto mío es más parecido a una charla de banqueta, donde un ciudadano expresa su particular punto de vista en un lenguaje llano, carente de rigor reflexivo. Pero, parece, que a eso han quedado reducidas las opiniones contrarias a la corriente de modernidad y de avances sociales que ha traído consigo una nueva clase política. Aquella que se ha propuesto llevar a México a los planos superiores de convivencia, como la que se da en los países más prósperos y avanzados del mundo.
No queda, pues, lugar que valga la pena para los amargados y reaccionarios. Lo único que puedo hacer ahora es verter mi indignación por medio de estas letras y quedarme quieto, pues lejos está de mí pedir el linchamiento o la represión, que tampoco remedian nada ni, mucho menos, pueden alojarse –dichas intenciones– en el corazón de un cristiano.
Lo peor sería que yo me creyera el apóstol Pablo, quien –dice el libro de Hechos– “se deshacía su espíritu” viendo la ciudad de Atenas entregada a la frivolidad y la idolatría. Entre paréntesis, ese pasaje también narra lo siguiente: “Entonces todos los atenienses y los huéspedes extranjeros, en ninguna otra cosa entendían, sino en decir o en oír alguna cosa nueva” (Hech 17:16, 21).
No obstante, encuentro que el mismo apóstol dijo: “Sed imitadores de mí, como yo de Cristo”. Esta convocación de san Pablo es mucho más alentadora que todo lo que hasta ahora he oído. Porque, ¿qué hizo Pablo en Atenas; en esa ciudad, donde los políticos acomodados en el nido de la democracia derrochaban al máximo su libertad en tareas tan vanas como el oír y seguir cualquier cosa, siempre y cuando fuera nueva? Disputaba en la sinagoga con los religiosos y predicaba las Buenas Nuevas en las plazas a quienes querían escucharlo. Algunos, casi todos, tomaron la enseñanza de Pablo como nueva y efímera palabrería, y como tal terminaron desechándola. De Atenas, la red del pescador sacó pobre recompensa: Dionisio el Areopagita, una mujer llamada Damaris y otros poquitos con ellos. ¿Cuántos estamos dispuestos a predicar en las calles y en las plazas las verdaderas Nuevas de Cristo a los pocos o muchos que nos quieran oír, y cuántos seguiremos yéndonos en pos de cualquier cosa nueva? Mi inquietud sigue.

La voz del siervo

Las armas de nuestra milicia
Pastor Jesús Gómez Ibarra

Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.
2ª a los Corintios 10:4

En este mundo, el cristiano libra constantemente una batalla contra las poderosas fuerzas del mal lideradas por Satán. La atmósfera en la que el cristiano se desenvuelve está infestada en todas partes por esas fuerzas a las que Pablo identifica como principados, potestades, señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas y malicias espirituales (Efesios 6:12). La influencia de estas fuerzas sobre las criaturas se manifiesta en las obras de la carne, lo que se traduce en adulterio, fornicación, inmundicia, disolución, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, banqueteos y cosas semejantes (Gal. 5:19-21).
Pero hay otras armas que luchan contra las descritas y que, sin ser ruidosas ni aparatosas, son mucho más fuertes y efectivas. Éstas sólo pueden ser usadas por quienes han sido redimidos por la sangre de Jesucristo, es decir, las armas de nuestra milicia, que se traducen en caridad, gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza y cosas afines (Gal. 5:22-23)
Esta es la diferencia entre las armas del mal y del bien. Quienes viven en el mal, no solamente las utilizan contra el bien, sino aun contra ellos mismos. Se pelean unos con otros, se odian, se lastiman y hasta se matan. Los matrimonios compiten a ver quién grita más fuerte o quién maltrata más a los hijos. Odio provoca odio, rencor genera rencor y orgullo, orgullo. Es una cadena que, de padres a hijos, parece no terminar, lo que da como resultado una sociedad decadente y sin valores.
El concepto divino es totalmente diferente. “No seas vencido de lo malo, mas vence con el bien el mal” (Rom 12:21). El cristiano tiene, en este sentido, el arma poderosa para vencer los ataques del enemigo en la esfera social donde se desenvuelve (Mat. 5:44) y también salir victorioso cuando el mal ataca la integridad del hogar. El mal es vencido con el bien. No se trata de ver quién grita más fuerte, sino de dominar la situación (Prov. 5:1).
Y tú, ¿has vencido al mal o éste te está ganando la batalla? ¿Hasta qué grado las fuerzas del mal han influenciado tu hogar y tu vida espiritual?

miércoles, 7 de mayo de 2008

Gmail - Día Global de Oración

Gmail - Día Global de Oración

A todos los cristianos les es hecha una invitación a orar. Acompañemos con ruego y ayuno el día global de oración el próximo 11 de mayo. Cristo está a las puertas! ¿Estás listo para ese encuentro?

martes, 29 de abril de 2008

¿¡Hombres... embarazados?!



Por Abner Chávez

Una noticia dada a conocer a finales de marzo conmovió al mundo. La foto de un “hombre embarazado” apareció en prácticamente todos los medios informativos. Esta vez no se trataba de las imágenes promocionales de una película (como Gemelos, donde Arnold Schwarzenegger protagoniza una situación parecida) ni de una obra de ciencia ficción, sino de una realidad legal.
Fruto de una inseminación artificial, Thomas Beatie, un transexual de Oregon (Estados Unidos), se presentó ante las cámaras en su quinto mes de gestación. Si todo marcha sin problemas, la “criatura” podría nacer el próximo 3 o 4 de julio.
¿Cómo fue esto posible? Beatie en realidad es una mujer que decidió, por su tendencia homosexual, realizarse una serie de operaciones quirúrgicas y terapias hormonales para eliminar los senos y parecer “hombre” externamente, aunque conservó sus órganos reproductores femeninos.
Posteriormente, como la legislación de Oregon lo permite, realizó los trámites legales para oficialmente cambiar el género y aparecer ante la sociedad como “hombre”.
Su pareja es una lesbiana de nombre Nancy. Como esta mujer no pudo concebir (por inseminación artificial), ambas decidieron que “él” sería quien llevaría el embarazo.
Luego de consultar a alrededor de ocho especialistas (algunos de ellos rechazaron llevar el caso, debido a la anómala situación), la pareja encontró a un médico que los ayudó. Luego de un primer intento que resultó ectópico (embarazo fuera del útero), Beatie logró una segunda concepción, la que se dio a conocer a todo el mundo.

Oportunismo pseudocientífico
La noticia del “hombre embarazado” (que en realidad es una mujer embarazada, lo cual no tiene nada de extraordinario) fue aprovechada por pseudocientíficos, quienes abrieron la puerta a la posibilidad de que, presuntamente, la ciencia logre en poco tiempo el embarazo en varones.
Luis Álvarez Gayou, director fundador del Instituto Mexicano de Sexología, afirmó que en los próximos diez años será posible que una matriz implantada en el cuerpo de un varón “pueda albergar a un bebé”.
“Las condiciones médicas actuales no permiten que una operación de este tipo sea exitosa todavía, ningún país del mundo puede realizarla”, aseguró. Sería diferente al caso de Thomas Beatie, legalmente hombre, pero con órganos reproductores femeninos. El sexólogo aseveró que para lograr un embarazo basta con tener un útero con suficiente sangre para que se forme la placenta y se alimente al bebé, ¡sin importar si la persona es hombre o mujer!

Cambio de sexo en México
El “hombre embarazado”, entonces, no es una anomalía de la naturaleza, porque “Thomas Beatie” es en realidad una mujer, con órganos de reproducción dispuestos para el embarazo y la concepción. Aquí el problema es jurídico. Precisamente porque en la entidad estadounidense se permite, desde hace diez años, el cambio legal de sexo. Y legalmente todo se vuelve muy confuso.
Este es el peligro real de que en México se legalicen las uniones homosexuales y otras iniciativas. Y eso, por desgracia, ya está avanzando en la capital del país. En enero de 2008, el diputado Jorge Carlos Díaz Cuervo presentó una iniciativa de ley para permitir el cambio legal y quirúrgico de sexo. El 6 de marzo pasado, la Comisión de Gobierno de la ALDF turnó la iniciativa a las comisiones de Salud y de Administración y Procuración de Justicia, para su estudio. El PAN se opone, pero los legisladores de PRD, PRI y Panal (la mayoría) apoyan la iniciativa. ¡Dios guarde la hora!

La Biblia no miente
Las Sagradas Escrituras muestran claramente que Dios hizo al hombre y a la mujer, cada uno con su función biológica determinada. Les puso ley que no puede ser quebrantada. Dice el Salmo 139: “Porque Tú poseíste mis riñones; me cubriste en el vientre de mi madre… No fue encubierto de ti mi cuerpo (…) y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que luego fueron formadas, sin faltar una de ellas”.
Son necios quienes intentan romper las leyes divinas, con situaciones aberrantes, como ya está descrito en el libro de Job, cuando Dios pregunta al insensato hombre: “¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses? ¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? ¿Contaste tú los meses de su preñez, y sabes el tiempo cuando han de parir?” (39:4-5)
La única razón que mueve a este tipo de noticias es que la humanidad ha tratado, desde el principio, en violar las leyes divinas; la falsamente llamada ciencia ha procurado evidenciar que la Biblia se contradice, con tal de no tener en su noticia a Dios.
La Epístola a los Romanos describe cómo el hombre se corrompió de tal modo por el pecado, sobre todo los sexuales y morales, que “Dios los entregó a efectos vergonzosos… cometiendo cosas nefandas (mujeres con mujeres y) hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la recompensa que convino a su extravío. Y como a ellos no les pareció tener a Dios en su noticia, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer lo que no conviene” (1:28)

jueves, 10 de abril de 2008

Problema social incontenible

Por Olga Miranda

Sebastián comenzó a tomar desde los 17 años. Lo hacía saliendo del trabajo, con sus compañeros, unas veces era para festejar a un amigo, otras para ver un partido de futbol. Al principio la pasaba bien y no le importaba gastar el dinero en cerveza, luego en tequila y hasta en pulque. Con el paso del tiempo, su necesidad de seguir bebiendo aumentó. No se dio cuenta, pero llegó el momento cuando no pudo dejar de hacerlo. Llegaba a casa y discutía con su esposa porque poco a poco se olvidó de sus obligaciones. No le daba dinero, aunque su hijo todavía era pequeño.
En esos días terribles, en los que no controlaba su forma de tomar, sólo tenía como compañera a una botella. Perdió su trabajo, a su familia, incluso a sus amigos. Parecía que cada vez se hundía más en un túnel sin salida.

Produce 15 mil muertes al año
El alcoholismo es definido como una enfermedad adictiva, pues quien la sufre no puede controlar la ingesta de bebidas embriagantes. El alcohol es una droga legal que modifica el estado de ánimo. La química del alcohol afecta prácticamente a todo tipo de célula en el cuerpo, principalmente las del sistema nervioso central. El cerebro se adapta a los cambios producidos por el alcohol y se vuelve dependiente de él. Para las personas alcohólicas, beber se convierte en el medio primario mediante al cual viven sus vidas.
Al respecto, el secretario de Salud del Distrito Federal, Manuel Modragón y Kalb, informó que, debido al binomio alcohol-violencia, al año mueren 15 mil jóvenes en México.
“El problema del alcoholismo en México es serio. La mayoría de los robos, homicidios, violaciones, suicidios y accidentes automovilísticos se dan bajo el influjo del alcohol”, aseguró.
Detalló que la primera causa de muerte entre jóvenes de 14 y 29 años son los accidentes de tránsito provocados por el alcohol. 23% de las defunciones por accidentes de tránsito en esa edad tienen esa causa.
“La mayor parte de las adicciones se inicia como un proceso de experimentación; 20% de las personas tienen una capacidad adictiva por razones de orden bioquímico, metabólico, genético o psicodinámico”.
Informó que 46.7% de la población mexicana de entre 12 y 65 años ingiere alcohol y 23% de los jóvenes consume cinco o más copas al mes y 44% de la gente que intentó suicidarse, bebió alcohol antes.
Destacó que la droga en México con mayor impacto es el alcohol, principalmente porque su consumo es permitido, su costo es bajo y es fácil de adquirir, aun por menores de edad.
La mayoría de los jóvenes que toman bebidas alcohólicas lo hacen para sentirse bien y divertirse, para descansar y olvidar el estrés, en ocasiones para escapar de su realidad o estar más seguros en sus reuniones, ser parte del grupo y como medio de identificación y aceptación.

Aumenta entre mujeres y jóvenes
El incremento del alcoholismo en México es cada vez más alarmante. Existen 32 millones de bebedores, 40% están en "etapa adictiva preocupante" y tres millones más tienen serios problemas de dependencia, reveló el secretario técnico del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), Cristóbal Ruiz Gaytán.
Más de 250 mil menores de edad sufren “serios problemas en su manera de beber” y destacó que entre las mujeres el alcoholismo se ha triplicado, al grado que, mientras hace 15 años por cada ocho hombres bebedores había una mujer, ahora hay una bebedora por cada tres varones.
Ruiz Gaytán exhortó a los sectores gubernamentales, privado y social a compenetrarse con este fenómeno, “toda vez que fumar a los 12 años da 13 veces más riesgos de entrar a las drogas legales (y el alcohol a temprana edad), es un camino fácil para el consumo de tachas, mariguana o cocaína”.
El alcoholismo es una de las enfermedades más difíciles de superar y la familia tiene la responsabilidad de conscientizar al enfermo para que solicite ayuda. En el caso de Sebastián, fue su hermano quien le proporcionó ayuda para asistir a terapia y curarse, cosa que jamás hubiera realizado sin la ayuda de Dios.

Tipos alcohólicos
El de diario. Es aquel que necesita consumirlo todos los días para poder realizar otras actividades. El intermitente. Es aquel que tiene la necesidad de ingerir alcohol cada cierto tiempo, pues ha adquirido la dependencia.
El de fin de semana. El más común en la actualidad, sobre todo entre los jóvenes que visitan antros y lugares semejantes.
Bebedor fuerte: Quienes ingieren mucho alcohol, independientemente de la comida y casi todos los días.
Ocasionales: En general, son bebedores "fuertes" que, sin embargo, buscan pretexto para embriagarse. Suelen hacerlo en grupo y con la idea de "festejar". Para ellos beber tiene forma de diversión, sin necesidad física.
Alcohólico: La línea que separa a este tipo de los anteriores es la pérdida de control sobre la ingesta de alcohol. No puede elegir el momento ni la cantidad ni los efectos del alcohol en su organismo.

Enfermedades provocadas
Hígado graso. Es cuando hay una acumulación excesiva de grasa en las células del hígado.
Hepatitis alcohólica. Es una inflamación aguda en el hígado, que viene acompañada de destrucción de las células del hígado y cicatrización.
Cirrosis alcohólica. Es la destrucción del tejido normal del hígado que deja tejido cicatrizante inerte.
Delirium tremens. Cuadro que se da por una supresión brusca de alcohol. Se caracteriza por presentar componentes neuropsiquiátricos, como el temblor, alucinaciones, confusión, agitación, verborrea y taquicardia.

Puerta de entrada a las drogas

Por Abner Chávez

Lo único que puede sanar de raíz a un alcohólico es un encuentro con Dios, afirma el doctor Ricardo Delgado, director de la casa de rehabilitación Si el Hijo os Libertare, de Nezahualcóyotl. “El camino es el amor, mostrarle totalmente lo que vino a hacer el Maestro aquí en la tierra, por amor al prójimo. Esa es la base. Eso rompe parámetros mentales, físicos y espirituales. No estamos acostumbrados a recibir amor. Han llegado jóvenes que tienen mucho dinero, pero no han recibido amor. Cuando empiezan a ver que hay personas que los aman, aun sin conocerlos, empiezan a cambiar. El amor transforma ese corazón duro y, como dice la Biblia, cubre multitud de pecados”.
Explica que el problema de alcoholismo y la drogadicción en Nezahualcóyotl es tan grave que calcula siete de cada diez hogares con problemas de ese tipo. Y afecta a jóvenes y adultos. Jesucristo sí puede sanar a una persona así de su enfermedad, pero antes que nada, y eso debe entenderlo la Iglesia, vino a sanar el corazón.
Desde el punto de vista médico es importante restaurar físicamente, luego mentalmente y luego espiritualmente. La recuperación física realmente es rápida. Recibimos a las personas, esperamos que pasen los efectos del alcohol, se le da tratamiento médico y una vez que recupera su estado físico, empezamos a trabajar su estado emocional. Lo vamos induciendo a que él acepte que tiene un problema, que es básico. Que necesitan ayuda y aquí se les puede proporcionar. En todo, la base es totalmente la Palabra de Dios.

El problema inicia en el hogar
Hay un milagro cada vez que un alcohólico es transformado por el poder de Dios, dice la hermana Dorcas Castillo Zavala, del grupo Camino a la prosperidad, quien indica que se ha demostrado que el alcohol es la puerta por la cual entran los jóvenes hacia las drogas y luego viene la degeneración sexual, el homosexualismo y se van enredando en muchas otras cosas que los llevan a la perdición.
El problema inicia en el mismo hogar, muy temprano, a los 9 o 10 años, cuando prueban pro primera vez el alcohol, en una fiesta familiar, en eventos sociales, de los residuos de las cervezas o de las cubas.
La raíz del problema es la desintegración familiar, la falta de conocimiento. Luego, el alcohol es como un requisito de aceptación para los jóvenes, pues lo hacen primero para integrarse a la pandilla, y una identidad antes de que se vuelva incontrolable.
Yo creo en los milagros, reitera la hermana Dorcas, porque vivo uno todos los días. Yo soy esposa de un enfermo y cada día veo el poder de Dios en su restauración.

Lejos de Alcohólicos Anónimos
Tanto la hermana Dorcas Castillo como el doctor Ricardo Delgado coinciden en diferenciar los programas de recuperación de adicciones que llevan a cabo con principios bíblicos de los 12 pasos seguidos por Alcohólicos Anónimos (AA).
La hermana Dorcas afirma que la diferencia radica en el orden en que se ponen las cosas. Mientras que AA hace hincapié en “conócete primero y después conoce a Dios, nosotros hacemos énfasis en la necesidad de Dios por sobre todas las cosas”. Hablan de Jesucristo y de la Biblia hasta después del onceavo paso. Nosotros les hablamos de Dios desde el principio.
Al respecto, el doctor Delgado describe que el programa de Alcohólicos Anónimos se inspiró en la Palabra de Dios, pero “el problema de AA es que hay mano de hombre. Ya no es guiado por el Espíritu de Dios. Yo sé que eso salió de la Biblia, que se hizo para sanar a las personas, pero en el momento en que el ser humano mete mano, este programa se leuda”.
Pone como ejemplo que el programa no permite que se ofenda a las personas o se les hable con groserías. Inclusive que en el cuarto o quinto paso obligan a la persona a vomitar o a tener manifestaciones. Y critica que las cosas no se hagan con amor. “Doble A sería un éxito si ellos se dejaran guiar por el Espíritu Santo”, expone.
La psicóloga Miriam Rodríguez va más allá, al acusar que, si bien al principio el programa de AA fue inspirado por el Espíritu Santo, posteriormente ya empiezan a hablar sólo de un ser superior, “y un ser superior también es Satanás, que está detrás de muchos de estos programas y de los tratamientos psicológicos. ¿Por qué?, porque ninguno de ellos te lleva a la vida. Lo único que te lleva a la vida es Jesucristo y su Palabra eterna”.
Considera que, de acuerdo con los testimonios que han vivido, es un versículo, una palabra, lo que penetra hasta la médula de los huesos de los jóvenes y ellos cambian, y luego se quedan. Posteriormente hasta toman cursos de discipulados. “Es un cambio radical, el Señor los libera y nosotros lo hemos visto”.

A la Iglesia le falta amor
La Iglesia tiene que sensibilizarse, tomar conciencia de que el Señor vino a buscar a las ovejas perdidas, y que esa es la misión: buscar al perdido, al necesitado, asegura el doctor Delgado. Yo creo que la verdadera base del cristianismo es cuando hay carga por la gente que necesita ayuda. “Hago un llamado a la Iglesia a que se sensibilice, a que dejemos de ser cristianos de cuatro paredes, y salgamos a la calle a buscar a los perdidos”.
Narra que alguna ocasión, cuando le preguntaban a un predicador por qué su mensaje era diferente al de otros pastores, él llevó a esa persona a la calle y ahí le preguntó: ¿qué ves? Yo veo gente, casas, carros, le contestó. El predicador le dijo: ahí está la diferencia. Yo lo que veo son almas que se están yendo al infierno y trato de convencerlas de que hay un camino de salvación.

A dónde acudir
Si usted tiene a algún familiar con problemas de adicciones y vive en Nezahualcóyotl, puede acudir a la casa cristiana contra las adicciones Si el Hijo os libertare, ubicada en Virgen de los Remedios 101, col. Virgencitas (5735 2096), con el doctor Ricardo Delgado o la doctora Miriam Rodríguez.
Si usted vive por la colonia Viaducto, en el Distrito Federal, puede acudir al grupo Camino a la prosperidad. No es cristiano, pero está dirigido por cristianos que buscan, no sólo ayudar al alcohólico, sino trabajar con la familia dañada; se les da un mensaje del amor de Dios y se trata de realizar un trabajo integral. Se encuentra en Sur 77 y puede localizar a la hermana Dorcas Castillo en el 5440 2022.
Hay otros centros, como Visión y Restauración Integral, que ayudan a varones de entre 18 y 50 años que padecen problemas de farmacodependencia, alcoholismo y desadaptacion Social. Cuentan con 15 centros de rehabilitación en todo el país, donde permanecen como internos de entre 6 y 9 meses, según el caso.
En el DF, puede buscarlos en Pintores Nº 47, col. Morelos. (5704 0745), en Encuadernadores Nº 55, col. Penitenciaria (5789 4340) y en Iztapalapa Nube Nº 16, col La Planta (5859 5364); En Chalco, Estado de México, puede localizarlos en Oriente 43 Mz. 58 Lt. 16, col. Providencia, Valle de Chalco Solidaridad (0155 1709 4715).
Del interior del país puedes marcar al Centro de Orientación Telefónica de Prevención de Adicciones de la Secretaría de Salud (01800 911 2000).

miércoles, 26 de marzo de 2008

¿Ruptura del amor?

El primer amor
Por Hazael Velázquez

Un día cualquiera, la apariencia de una persona llama poderosamente nuestra atención. Pueden ser sus ojos, su cabello o su forma de moverse, o todo a la vez. Nos encanta. Si esa persona vive cerca de nosotros o si va a la misma escuela o si trabaja en nuestro medio o asiste al mismo templo estaremos esperando con cierta ansiedad el momento de volver a verla. Cuando por fin la encontramos, se despierta en nosotros un torrente de sensaciones, eso que muchos describen como “mariposas en el estómago”. Si por un portento de la vida nuestras miradas llegan a encontrarse o el objeto de nuestra atención se dirige a nosotros el torrente se vuelve incontenible: nuestro pulso se acelera, se nos reseca la boca, nos tiemblan las rodillas y, en un instante, nos volvemos torpes de movimientos. A pesar de estos síntomas, que podríamos calificar de enfermizos, la vida nos pinta de otra manera. Nos sentimos eufóricos, con fuerzas renovadas, “que se nos venga el mundo encima”, decimos. En eso consiste, más o menos, el impacto que produce en nuestro ser el encuentro con la persona amada.
Para muchos, este hallazgo se torna en el inicio de una relación duradera que culmina en el matrimonio. Pero la intensidad con que nos acomete el primer amor pierde poco a poco su fuerza irresistible. Es como esas tormentas que oscurecen el día y que luego se vuelven lloviznitas. De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de Cornell, en Nueva York, las personas están biológicamente preparadas para sentirse perdidamente enamoradas entre 18 y 30 meses. Es decir, el tiempo suficiente para que la gente se conozca, conviva y tenga hijos. Luego, la pareja debe estar preparada para atravesar un estadio distinto, el de las obligaciones, los cuidados de la prole y la búsqueda mutua de nuevas sensaciones; algo así como hallar juntos el nuevo rostro de una pasión más sosegada y, por lo mismo, más duradera. La fase del enamoramiento, del primer amor, pues, concluye relativamente pronto.
En términos bíblicos, ese abandono del primer amor está descrito en el capitulo 2 del Apocalipsis: “Yo conozco tus obras”, dice el Espíritu, cuyo mensaje posee un marcado carácter individual, es decir, se relaciona directamente conmigo. “…Tengo contra ti –sentencia–, que has dejado tu primer amor” (v. 4). ¿Qué advierte el Espíritu Santo respecto de este incumplimiento? Podríamos parafrasearlo así: “Recuerda, por tanto, dónde está el origen de tu enfriamiento y da marcha atrás y comienza a hacer algo para recuperar a tu amado(a); de otra manera, Yo voy a actuar pronto y voy a dejar de tenerte en mi noticia… si no te hubieres arrepentido” (v. 5). La Biblia considera el primer amor como un estilo de vida permanente y no como un estado emocional pasajero. De modo que los cristianos no podemos justificar cualquier clase de desamor basándonos ni siquiera en las evidencias médico-biológicas. Porque, ¿acaso podemos profesar a Jesucristo un amor mediocre? ¿O estamos en posición de decir: “Te amo, Señor, pero ya no eres lo más importante de mi vida; te amo, pero ya no pienso en ti a todas horas ni en primer lugar”?
¿Podemos considerar a nuestra pareja en todo momento bajo la óptica del primer amor? Tratemos de contestar ahora lo siguiente: ¿cómo es posible que un amor que suponíamos inagotable termina en el bote de basura? Dicen que en el amor no puede haber medianías: o se ama con locura o se aborrece con todo el corazón. Desde luego que un cristiano no puede darse el lujo de pensar así. ¿A poco ya se nos olvidó esa personita que ocupaba nuestras horas de sueño; que corríamos a ver todos los días; que mimábamos y defendíamos a capa y espada? “Es que me fue infiel”, podemos anteponer. “Con tantos maltratos fue acabando con mi amor y mi respeto”. Algunos matrimonios siguen juntos toda la vida, pero sólo por guardar las apariencias. Otros, más modernizados, optan por el divorcio. En todo caso, el divorcio, dijo el Señor, se debe a “la dureza de vuestro corazón” (Mat 19:8), “pero al principio no fue así”, concluye el Maestro. No era el plan de Dios que lo que Él unió lo separe el hombre.
En el endurecimiento del corazón reside el origen de toda anomalía conyugal. Los fariseos le preguntaron a Jesús: “¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y repudiarla (a la mujer)?” La gente de ahora, incluso los cristianos, bien que pueden decir, ¿para qué entonces existe el divorcio, sino para aprovecharlo?
Volvámonos a Jesús, ejemplo inefable de fidelidad, quien amó tanto a la Iglesia que ofreció Su sangre para que ella viviera; embelleciéndola por la Palabra y prometiéndole casorio, no sólo por 30 meses; el compromiso lleva ya, por lo menos, ¡20 siglos!
“Con amor eterno te he amado. Por tanto, te soporté con misericordia”. (Jer. 31:2)

Cristianos light

Cristianos descafeinados
Por Félix Martínez García

El carácter cosmopolita del cristiano moderno le lleva a tomar las estadísticas sobre el divorcio como un número más. De igual modo, influenciado por las corrientes humanistas, percibe la existencia del homosexualismo como un elemento propio de los tiempos.
Podemos hablar del homosexualismo como una de las desviaciones en el comportamiento de una parte de la pareja, y que son una de las causantes de la separación.
Enlistar cada una de las causantes y hacer propuestas para su corrección, sería tanto como fijar nuestra atención en un árbol y no en el bosque.
De manera cotidiana, sabemos de la existencia de divorcios, convivimos con la noticia de fracaso de nuestro primo, algún tío, un vecino o alguien más cercano a nuestra esfera familiar, y solemos decir: ¡era de esperarse!
De igual modo, influenciada nuestra fe por doctrinas con carácter humanista, hemos aprendido a tolerar actitudes o preferencias homosexuales; hoy por hoy, el cristiano se urbaniza y se torna en un converso cosmopolita.
La televisión, la radio, el internet, las comunicaciones globales están llevando a ejercer una fe estándar, que se norma por los medios de comunicación, la cultura global y las comodidades que el mercado nos ofrece, sobre todo lo que para la sociedad aparece como “normal”.
El cristiano actual se ha vuelto “light”, ligero, no-grave; y esto lo lleva a ver la práctica del divorcio como una de las bondades de estos tiempos, como un progreso social. Ese tipo de cristiano ya no quiere aprender, sino “desaprende”, desanda el camino.
En la era moderna el cristiano “light” olvida que las enseñanzas universales sólo pueden ser generadas por un ente universal, por el “Eterno”, y al olvidar sus enseñanzas olvida su origen, y con ello su identidad.
Actualmente, el cristiano “light” aprende a relativizar los estatutos y mandamientos que para nuestra enseñanza fueron escritos, y su fe, la del cristiano “light”, ha mutado.
Actualmente hemos aprendido a darle un carácter utilitario y práctico a nuestra fe: ¡Si no fue posible entendernos como paraeja... ¿qué mas da?, ¡seamos prácticos! ¡divorciémonos!
La definición mas clara del cristiano “light” es la de un creyente “sin identidad”.
Hoy es cada vez más difícil identificar al pueblo de Dios, y cada vez es más difícil encontrar a quien pertenezca a la Amada del Señor, como suele llamar el Eterno a su Iglesia.
¿Cómo podremos diferenciar al pueblo escogido del gentil? ¿En dónde está la simiente de Abraham? ¡Cuál es el pueblo de linaje escogido, el que pertenece a un real sacerdocio? ¿Cómo diferenciar un pueblo de otro, si ambos de igual modo, como en los días de Noé, se casan y se dan en casamiento, y se les hace tan fácil pasar a ser una más de las estadísticas del divorcio?
Nos hemos constituido en cristianos “light”, y para estar en consonancia con el lenguaje de la mercadotecnia, nos hemos tornado en “cristianos descafeinados”.
¿Cómo entonces podrá el cristiano seguir siendo la sal del mundo?
Cristiano del siglo XXI, ¿puedes responder con sinceridad las siguientes preguntas?:
¿Cual es tu identidad?, ¿de donde vienes?, ¿a dónde vas?
¿Podrás reconsiderar el matrimonio como un puente a la eternidad?
¿Cuáles son los valores que gobiernan tu relación como pareja? ¿Son los del Eterno?
Es prudente recordar la indisolubilidad del matrimonio, porque haciendo esto agradas a Dios y te liberas de la inercia de estos tiempos, sí, tiempos descafeinados.

Los hijos del divorcio

Controversia
¿Y qué hacemos con los hijos?
Juan Elías Vázquez

A esta pluma inútil no deja de impactarle cómo es que alguien que luchó con tanto denuedo para conseguir un gran amor, un mal día decide acabar con él, cortándole la cabeza. Cierto que hay matrimonios forzosos o arreglados que, por su misma naturaleza, están condenados al fracaso. Pero si uno parte del principio de que las parejas se casan por amor, entonces no es fácil explicarse cómo es que terminan divorciándose.
Lo más preocupante para el pueblo de Dios es constatar que cada vez hay un mayor número de cristianos en proceso de divorcio o, de plano, divorciados. No es que nos escandalicemos –o tal vez sí–, pero hasta hace no mucho tiempo el tema ni siquiera se tocaba entre nosotros. Quizá se ocultaba, no lo sé. A nuestros padres no les resultaba sencillo de ningún modo optar por la separación legal y definitiva. Ese NO recurrente, me podría argüir el amable lector, se debe a que antes guardábamos más las formalidades; éramos más aparentes o hipócritas, si se quiere. Las parejas de “antes”, no estaban exentos de problemas graves, sino se resignaban a vivir juntos por temor al qué dirán. Puede ser.
Las causales de divorcio, por lo tanto, se han diversificado y abundado entre los hijos de Dios. Lo que de nuevo resulta muy preocupante. Quiere decir que entre los cristianos hay quienes engañan a su pareja, quienes la aborrecen o menosprecian; que hay quienes la golpean o le prohíben ir al templo o cumplir con responsabilidades ministeriales (sobre todo entre los matrimonios mixtos), lo que también representa, por desgracia, un fenómeno cada vez más recurrente y una causal un tanto inédita de divorcio.
Si una persona engaña a su esposa(o), ésta se justifica aduciendo falta de atención conyugal, mientras la otra parte acusa de trasgresión del mandamiento aquel de “no codiciarás la pareja que no es tuya”. Puede que los dos implicados tengan razón. Para averiguar la verdad existen los careos y las investigaciones judiciales previas. ¿Y qué si la esposa se queja de maltrato físico?
Nos quedan, como apéndices mal pegados, las víctimas en segunda instancia de los divorcios. Porque los que primero sufren la asimilación de su nueva identidad civil son los casados-divorciados, luego los hijos, los padres, los hermanos y los hermanos de la iglesia. Pero es sobre los hijos donde más se resiente la resaca de un amor fracturado. Esas víctimas en segunda instancia tienen que aprender, incluso, un nuevo lenguaje. Una verborrea que trata de traducir el significado de conceptos tales como pensión alimenticia, custodia compartida o denegada, fines de semana con el padre y otro con un padrastro. Las víctimas tienen que aprender a llorar en silencio o se vuelven expertas en el arte de la negociación, con tal de no recibir palizas, o para obtener dinero para sus gustos o necesidades. Asimismo, a veces desde muy pequeños, los hijos de divorciados deben aprender el oficio de la buena expresión, labor requerida por una caterva de malandrines escolapios que, burlándose, preguntan: “¿por qué tu papá no vive con tu mamá? ¿Están divorciados? ¿Qué es eso?
Antes de tomar la decisión tan temida, piensen en ellos, en los hijos; y si por ahí se acuerdan, hagan un alto en su frenesí destructivo y piensen en aquel amor que se prometieron, eterno y fuera de este mundo; en ese cariño que tanto trabajo les costó ganarse; en esa pasión de fuego, que a fuerza de apagar con tantas necedades, está a punto de colarse por el drenaje.

martes, 25 de marzo de 2008

Lo que Dios Unió...

Dios odia el divorcio
Por Isabel Velázquez

Los datos oficiales dados a conocer por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).el pasado 14 de febrero, considerado como el Día del Amor y la Amistad, indican que en México los matrimonios disminuyeron 1.5 por ciento, mientras que los divorcios aumentaron 3.2 por ciento en 2006, en comparación con el año anterior.
De acuerdo con las estadísticas oficiales de los juzgados civiles del país, durante todo 2006 se registraron 586 mil 978 matrimonios, cifra menor en 1.5 por ciento a los de 2005, cuando sumaron 595 mil 713. En cuanto a los divorcios, se realizaron 72 mil 396 en 2006 y 70 mil 184 en 2005, con un aumento de 3.2 por ciento.
Lo anterior debería poner en estado de alerta a la sociedad, y en especial al pueblo cristiano, porque se trata de cifras oficiales que no incluyen las separaciones de las llamadas uniones libres u otro tipo de convivencia equivalente al matrimonio.
Otros datos oficiales corroboran la tendencia demográfica a evitar el matrimonio a temprana edad y a posponer la llegada de los hijos. Por ejemplo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2007, en México la población de 12 años o más ascendía a 80.5 millones, de los cuales 37.9 millones son hombres y 42.6 millones mujeres. De las personas en este rango de edad, 38 de cada 100 son solteras; 54 viven en pareja –casadas o en unión consensual– y ocho están separadas, divorciadas o viudas.
La población soltera del país se compone por 50.1 por ciento de mujeres y 49.9 por ciento de varones. De las personas solas, 54 por ciento son viudas, 32.5 por ciento separadas y 13.5 por ciento divorciadas.
Otros datos nos dan una idea de lo que pasa en la sociedad mexicana: la edad promedio al momento de contraer matrimonio en los hombres fue de 27.8 años por 25 de las mujeres. En 2006, la tasa bruta de nupcialidad (matrimonios por mil habitantes) en el país fue de 5.6. De cada 100 hombres que se casaron, 96 trabajaban al momento de contraer nupcias; de ellos, 57.2 por ciento era empleado; 14.7 por ciento jornalero o peón y 13 por ciento obrero, entre otros. En contraste, de cada 100 mujeres casadas, 41 trabajaban, en su mayoría como empleadas (77.2 por ciento).

Radiografía del divorcio
Acerca de las separaciones, el organismo informó que en 2006, por cada 100 enlaces realizados en el país hubo 12.3 divorcios; en 2000 la relación fue de 7.4 y en 1971 de 3.2. ¡En seis años creció más el porcentaje de separaciones que en las tres anteriores décadas!
Para 2006, 15 estados superan la proporción nacional. Los que tienen los valores más altos son: Baja California (29.9 divorcios por cada 100 matrimonios), Chihuahua (26.4) y Colima (23.6); en contraste, las de proporciones menores son Oaxaca (2.3), Tlaxcala (2.8) y Guerrero (5.1).
La edad promedio de los hombres al momento de divorciarse fue de 37.6 años y de las mujeres de 34.9 años. Los estados que registran las edades de mayor promedio para ambos sexos son Morelos, con 40.4 años los hombres y 37.2 años las mujeres; el Distrito Federal y San Luis Potosí, ambos con 39.2 y 36.7 años, respectivamente.
De las parejas casadas que se divorciaron en 2006, la unión de casi la mitad tuvo una duración de 10 años o más (49.5 por ciento), seguida de quienes estuvieron casados cinco años o menos (31 por ciento) y las que permanecieron unidas de seis a nueve años (19.2 por ciento).
El anterior dato, de que los matrimonios se disuelven luego de una década de convivencia, debería ponernos a pensar que ellos buscaron no separarse al primer disgusto, sino que procuraron resolver sus diferencias, lo cual al final resultó infructuoso.
De los hombres que se divorciaron, 22.5 por ciento declaró tener secundaria; 19.3 por ciento preparatoria y 19.1 por ciento estudios superiores; en el caso de las mujeres, las proporciones fueron de 23.3 por ciento, 17.8 por ciento y 17.2 por ciento, respectivamente.

¿Divorcio entre cristianos?
No hay cifras oficiales respecto de divorcios entre el pueblo cristiano. Lo que se sabe es que en muchas congregaciones cada vez es más frecuente este problema.
El divorcio se puede definir como la disolución oficial de un pacto establecido ante una autoridad. El fin perseguido es quedar en libertad de los derechos y las obligaciones adquiridas a la firma del contrato conuygal.
De acuerdo con el doctor Salvador Cárdenas, en México no siempre se permitió el divorcio. Durante mucho tiempo habían ciertas circunstancias de índole religioso que imperaban en el contexto social e impedían que el divorcio se pudiera obtener legalmente.
Fue hasta 1870 que se establecieron en el Código Civil las siete causas legales que podrían justificar la procedencia legal del divorcio: el adulterio de alguno de los cónyuges; la propuesta del esposo para prostituir a la esposa; incitación o la violencia hacia alguno de los cónyuges para que éste cometa un delito; la corrupción de la esposa o el marido hacia los hijos; el abandono del domicilio conyugal sin causa justificada; la crueldad y la acusación falsa echa por un cónyuge hacia el otro.
Algunas de esas causales se han modificado, como el tiempo fijado para el abandono de hogar, y se han agregado otras, como la del mutuo consentimiento y la bigamia.

¿Queremos agradar a Dios?
Es muy conocido el pasaje del Nuevo Testamento en el que los fariseos cuestionan al Señor Jesucristo respecto del divorcio y la respuesta del Hijo de Dios. El plan original del Padre, les dijo, era hacer familias unidas por amor. Varón y hembra los creó. Y los religiosos de aquel tiempo preguntaron: ¿Por qué pues, mandó Moisés dar carta de divorcio y permitió repudiar a la mujer? El Divino Maestro respondió: Por la dureza de vuestros corazones, mas al principio no fue así.
Pero hay otro pasaje más claro, en cuanto al divorcio. En Malaquías capítulo 2, el Espíritu Santo, el autor de la Biblia, especifica: “¿No hizo Él uno, habiendo en Él abundancia de espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seas desleales con la mujer de vuestra juventud. Porque Jehová el Dios de Israel ha dicho que Él aborrece el repudio, y al que cubre de iniquidad su vestido, dijo Jehová de los Ejércitos. Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seais desleales”.
El propósito del matrimonio es formar una descendencia, una simiente santa, cuyo propósito es conformar entre todas las familias un pueblo santo, adquirido por Dios, donde el divorcio no está entre sus planes.
Dios, en cambio, ha provisto un camino distinto para la humanidad: el amor. Pero no esa clase de amor que se vincula con las relaciones sexuales o la atracción carnal, sino el amor que une: es sufrido, benigno, sin envidia, sin jactancia y sin vanidad. Un amor que no hace nada indebido, no busca los uyo, no se irrita y no guarda rencor. Un vínculo matrimonial que todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta. Con estas características en el matrimonio, ¿habrá algo que pueda disolverlo?

miércoles, 27 de febrero de 2008

Bienvenidos

Este es el espacio interactivo de la revista cristiana La Voz del Amado. En los próximos días, en cuanto aprendamos, pondremos a tu disposición todos los números publicados en versión PDF para que los hermanos interesados puedan consultar gratuitamente los textos y los ejemplares que no pudieron adquirir.
Los invitamos a que nos envíen sus comentarios. Nosotros los publicaremos continuamente, porque deseamos que este espacio complemente la labor que Dios nos ha permitido emprender por medio de la revista.
Así que, no lo pienses más y envíanos lo que piensas, lo que leíste, tus desacuerdos, tus aportaciones, tus testimonios y todo aquello que tú consideres que el pueblo de Dios necesita actualmente para sobrevivir, como una flor en el desierto, que bebe del agua que brota de la Roca.
Que Dios los bendiga y comenzamos esta nueva etapa.