miércoles, 26 de marzo de 2008

Cristianos light

Cristianos descafeinados
Por Félix Martínez García

El carácter cosmopolita del cristiano moderno le lleva a tomar las estadísticas sobre el divorcio como un número más. De igual modo, influenciado por las corrientes humanistas, percibe la existencia del homosexualismo como un elemento propio de los tiempos.
Podemos hablar del homosexualismo como una de las desviaciones en el comportamiento de una parte de la pareja, y que son una de las causantes de la separación.
Enlistar cada una de las causantes y hacer propuestas para su corrección, sería tanto como fijar nuestra atención en un árbol y no en el bosque.
De manera cotidiana, sabemos de la existencia de divorcios, convivimos con la noticia de fracaso de nuestro primo, algún tío, un vecino o alguien más cercano a nuestra esfera familiar, y solemos decir: ¡era de esperarse!
De igual modo, influenciada nuestra fe por doctrinas con carácter humanista, hemos aprendido a tolerar actitudes o preferencias homosexuales; hoy por hoy, el cristiano se urbaniza y se torna en un converso cosmopolita.
La televisión, la radio, el internet, las comunicaciones globales están llevando a ejercer una fe estándar, que se norma por los medios de comunicación, la cultura global y las comodidades que el mercado nos ofrece, sobre todo lo que para la sociedad aparece como “normal”.
El cristiano actual se ha vuelto “light”, ligero, no-grave; y esto lo lleva a ver la práctica del divorcio como una de las bondades de estos tiempos, como un progreso social. Ese tipo de cristiano ya no quiere aprender, sino “desaprende”, desanda el camino.
En la era moderna el cristiano “light” olvida que las enseñanzas universales sólo pueden ser generadas por un ente universal, por el “Eterno”, y al olvidar sus enseñanzas olvida su origen, y con ello su identidad.
Actualmente, el cristiano “light” aprende a relativizar los estatutos y mandamientos que para nuestra enseñanza fueron escritos, y su fe, la del cristiano “light”, ha mutado.
Actualmente hemos aprendido a darle un carácter utilitario y práctico a nuestra fe: ¡Si no fue posible entendernos como paraeja... ¿qué mas da?, ¡seamos prácticos! ¡divorciémonos!
La definición mas clara del cristiano “light” es la de un creyente “sin identidad”.
Hoy es cada vez más difícil identificar al pueblo de Dios, y cada vez es más difícil encontrar a quien pertenezca a la Amada del Señor, como suele llamar el Eterno a su Iglesia.
¿Cómo podremos diferenciar al pueblo escogido del gentil? ¿En dónde está la simiente de Abraham? ¡Cuál es el pueblo de linaje escogido, el que pertenece a un real sacerdocio? ¿Cómo diferenciar un pueblo de otro, si ambos de igual modo, como en los días de Noé, se casan y se dan en casamiento, y se les hace tan fácil pasar a ser una más de las estadísticas del divorcio?
Nos hemos constituido en cristianos “light”, y para estar en consonancia con el lenguaje de la mercadotecnia, nos hemos tornado en “cristianos descafeinados”.
¿Cómo entonces podrá el cristiano seguir siendo la sal del mundo?
Cristiano del siglo XXI, ¿puedes responder con sinceridad las siguientes preguntas?:
¿Cual es tu identidad?, ¿de donde vienes?, ¿a dónde vas?
¿Podrás reconsiderar el matrimonio como un puente a la eternidad?
¿Cuáles son los valores que gobiernan tu relación como pareja? ¿Son los del Eterno?
Es prudente recordar la indisolubilidad del matrimonio, porque haciendo esto agradas a Dios y te liberas de la inercia de estos tiempos, sí, tiempos descafeinados.

1 comentario:

Unknown dijo...

Dios los bendiga y sigan con ese animo de dar a conocer la sana doctrina